PRODUCCIÓN BORNORONI de Carlos Bergliaffa y Sebastián Puente



PRODUCCIÓN BORNORONI de Carlos Bergliaffa y Sebastián Puente


Relato degenerado del encuentro con un loco


Nuevo libro editado por la "Editorial Cactus"


Carlos Bergliaffa, pasante psicoanalista, conoció a Lucrecio Roberto Bornoroni, esquizofrénico paranoide, en una clínica psiquiátrica de Córdoba en 1993. Doctor, ayúdeme a construirme un motor, le dijo Roberto a Carlos la primera vez que se le acercó. Y hasta allí llegaron las etiquetas y los roles, que comienzan a diluirse en las convergencias, en la multiplicación y extensión de los delirios, que quedan rezagados por la velocidad del movimiento pero intentan a veces volver travestidos a tomar lo que se les escapa.

Carlos Bergliaffa, psicoanalista, conoció a Sebastián Puente, editor y sociólogo, a través de Cactus en el 2006. Editor, ayúdeme a construirme un libro, no fue exactamente lo que le dijo Carlos a Cactus, pero estuvo cerca, la primera vez que se le acercó. Y hasta allí llegaron las etiquetas y los roles que comienzan a diluirse en las convergencias, en la multiplicación y extensión de los delirios en una situación en la que ya no puede decirse quién habla, quién narra, quién escribe, quién edita.

Producción Bornoroni es el relato degenerado del encuentro entre Carlos Bergliaffa y Lucrecio Roberto Bornoroni. Es por necesidad un relato degenerado. La novela, el caso clínico, el manual técnico, el policial, el diario, el relato histórico y la denuncia, se alternan, mixturan y yuxtaponen para dar cuenta de la intensidad de esa experiencia y fabricar un testimonio en condiciones en que este no puede ser un mero acto de transmisión.








Presentación



[Etimología de músico]
Occursus significa encuentro, y también ir al encuentro. Aparece en el lugar de inventio, pero en el sentido pre-moderno de la palabra, que no tiene nada que ver con el de creación sino justamente con el de encuentro, hallazgo, investigación: in venire, ir al encuentro, al occursus. El occursus es el fin de la inventio. En la teoría musical medieval el occursus es una de las tres partes constitutivas de la música polifónica: las voces corren dispares pero se encuentran en el occursus, deben hacerlo.

Disparidad
Llega un mail desde Córdoba. Un tipo con el que no tenemos mucho que ver tiene un escrito sobre una experiencia de la que no tenemos mucha noticia, en un paraje bastante desconocido para nosotros, involucrando una actividad que ni siquiera conocemos por los libros. Sin práctica ni noción común. Le habían gustado unos prólogos nuestros y quiere ver qué podemos hacer con su escrito.
Llega un mail desde Córdoba, como antes llegó un libro desde Buenos Aires. Un afuera relativo. Alguien reclama un conector. Son dos órdenes en estado de disparidad.

Tensión
Como se estila en este tipo de aproximaciones, se comienza por un café. La actual teoría de la información nos anoticia que entre dos reales dispares sólo puede existir una cosa: tensión. Esto tiene un lado subjetivo, que queda en el anecdotario, pero que envuelve una dimensión muy viva del occursus: ¿cómo se encuentran dos cuerpos? Alguien dice –en contra del decir común– que los occursus de frente son los peores. El lado objetivo es aquel por el que la tensión puede alumbrar su problemática inherente y asumir toda su positividad.

Signos
¿Cómo se encuentran dos cuerpos? Como pueden. Hasta los occursus más «puros» y «naturales» son un campo de batalla. Boca contra teta (pero si compone es una fiesta). Cuando no conozco nada del cuerpo que se me enfrenta, genero signos sobre él. Menos lo conozco, más lo lleno de signos. Y viceversa. Es una continua especulación. ¿Qué me habrá querido decir?, ¿cuál será su intención?, ¿qué es lo que aún no me ha dicho? Cada signo reclama otro signo, y la sociedad es una inmensa fábrica. En el extremo de la sutileza invocamos un inexpresado como signo de los signos. Oscuridad total.

Relaciones diferenciales
Estos signos parecen muy variables, pero en el fondo responden a coordenadas muy precisas y obvias de tan difundidas, a un mismo orden de realidad, el de una profunda pobreza del ser. Y ahí se sabe muy bien qué papel es de cada quién, hasta donde se puede llegar, cada loco con su tema. Por el contrario, cuando una intensidad se filtra y desgrana una partícula-nómada, o al menos transeúnte, los signos se ven desbordados, ya no somos variables especificables, x e y. Lo que se espera de cada quien, y lo que uno mismo espera de sí, no ocurren. Nos sorprendemos en algo de los que no nos creíamos capaces. Hay una clave de selección de los occursus en las relaciones diferenciales.

Despeje
Y aquí los papeles estaban desboradados. ¿Qué hubiera hecho un psicólogo con un loco?, ¿qué hubiera hecho un loco con un psicólogo?, ¿qué hubiera hecho un editor con un libro?, ¿un libro con un editor? Nadie sabía de antemano qué hacer. En este caso, por suerte, contábamos con un elemento muy preciado para el occursus, una materia que percibíamos como no formada pero expresiva, viva, hablante, un material de trabajo. Contábamos con el relato de una experiencia. Pero como en todo, los signos se mezclan «espontáneamente» con el hecho, lo «informan». Había que despejar ese fárrago. Buscar el hecho –del occursus– tras el signo.

Materia
¿Qué se puede hacer con una materia? Desde siempre se pueden hacer varias cosas. Hay una cosa bastante clásica, pero no por ella menos difundida. Una materia se puede moldear o modelar en relación a una forma, se le puede imponer consistencia y estabilidad mediante una idea previa o armada sobre la marcha, pero siempre en una operación donde lo que importa está al inicio y al final. Tenemos esto, llevémoslo a aquello. En el caso de Producción Bornoroni, fruto de nuestros límites comunes, no teníamos ni un «esto» ni un «aquello». Pero teníamos materia y buscábamos una técnica a la que someternos.

Medio
Se trataba de inscribir una nueva escritura tras varias escrituras que ya se hallaban entremezcladas. Pero no como quien hace adquirir forma a una materia, sino más bien como quien la modula. Lo importante entonces ya no es lo que «tenemos» al principio y al final, sino lo que está en el medio. Pero lo que está en el medio no lo está por cronología, sino por un modo de habitar las cosas. El medio es el lugar por el que las cosas toman velocidad. ¿Pero entonces qué es modular una materia de escritura?

Diagrama/Enunciado
Hay una operación previa y simultánea al acto de escribir. Borrar. Y cuando no nos damos cuenta a tiempo, remover. Hay que remover lo que dijimos y diremos «espontáneamente», en forma y contenido. Hay formas de expresión y de contenido que se nos filtran continuamente: signos que nos dicen la experiencia. Una pregunta clave de los occursus: ¿cómo crear un enunciado de la experiencia? Pero aquí la partícula de guarda toda su carga posesiva, debe ser verdaderamente de la experiencia.

Velocidades
Si con frecuencia la letra mata al espíritu, ¿cómo hacer para que lo enunciado sea de la experiencia? Hay en esta historia un tema de velocidades y lentitudes, en contenido y expresión. Pero para que esto funcione se necesita un monstruo, o varios, una mano-escritora que se vuelva loca, y una significación común que surgirá cuando una operación de individuación (nombre técnico del monstruo) descubra la dimensión según la cual los reales dispares pueden componerse y entrar en resonancia interna.
Amistad

Esta escritura pone en juego al lado de cuestiones técnicas, todo un ramillete de afectos, tanto pasiones como acciones. Y no es sólo lo que va quedando plasmado en papel, sino lo que va escribiéndose también de otras maneras, ya que los occursus tienen muchas y variadas dimensiones. Hay una dimensión amistosa que puede ser pensada como ingrediente necesario de los occursus. Y ya no es tanto una amistad entre personas, o más bien no es sólo entre personas. El occursus se hace más rico entre amigos.

Intensidad
Partimos de una disparidad, y dijimos que sin ella no hay occursus. Pues, cualquier físico lo sabe, porque existe disparidad existe energía creadora. La problemática que le era inherente halló aquí una resolución. La escritura-libro que presentamos con Producción Bornoroni es una individuación que resuelve una disparidad, pero no para eliminarla sino para llevarla a un nuevo nivel o fase. Pues la vida es tensión (tragedia afirmativa, no dialéctica) y la muerte es su eliminación. Esta es toda la apuesta que nos lleva y que funda esta serie, mantener intensa una experiencia.



Foto 1: Los autores de Producción Bornoroni, Sebastián Puente y Carlos Bergliaffa, en la presentación rosarina.


Foto 2: de Manuloop. Ver http://www.fotolog.com/manuloop


http://www.editorialcactus.com.ar/

3 comentarios:

  1. Yo lo leí dos veces...me encantó. Es un tanto escalofriante (si se quiere) la historia, pero al mismo tiempo la relación entre Roberto y Carlos le da una calidez especial, ternura tal vez, al relato. También la redacción es muy interesante; con ese juego de hablar en primera y tercera persona se torna confuso el poder distinguir quién está contando la historia, y sin embargo es notable que ambos (Sebastián y Carlos) "son" parte de esa historia. Un saludo. MaR.

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  2. La verdad es un honor tener a Sebastian como profesor en la UBA

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  3. Sebastian es un bombonazo!!!!que pase su e-mail!!

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