La Etica de Spinoza




Etica, libro 3, escolio (b)

(...) Nadie sabe de qué forma o con qué medios mueve el alma al cuerpo, ni cuantos grados de movimiento puede i
mprimirle y con qué rapidez puede moverlo. De donde se sigue que , cuando los hombres dicen que esta o aquella acción del cuerpo procede del alma que tiene dominio sobre el cuerpo, no saben lo que dicen y no hacen sino confesar con especiosas palabras que ignoran la verdadera causa de aquella acción que no les sorprende nada[.]


Etica, libro 3, escolio (d)


¿No enseña también la experiencia que, por el contrario, mientras el cuerpo está inerte, también el alma es inepta para reflexionar? Pues, cuando el cuerpo reposa en el sueño, el alma permanece adormilada al mismo tiempo que él y no tiene, como en la vigilia, la potestad de reflexionar. Además, creo que todos habrán experimentado que el alma no es siempre igualmente apta para pensar sobre un mismo objeto, sino que, cuanto más apto es el cuerpo para que en él se avive la imagen de este o de aquel cuerpo, tanto más apta es también el alma para contemplar este o aquel objeto.






Filosofía y creación


¿Qué es la filosofía? ¿Qué es lo que hace un filósofo? ¿De qué se ocupa?
Si pensamos que las definiciones que buscan lo verdadero, o buscan la sabiduría no son adecuadas, ¿habrá pues una actividad filosófica? Quisiera decir muy rápidamente, cómo reconozco un filósofo en su actividad. No podemos confrontar las actividades más que en función de lo que ellas crean y de su modo de creación. Basta preguntar, ¿qué es lo que crea un carpintero? ¿Qué es lo que crea un músico? ¿Qué crea un filósofo? Un filósofo, es para mi, alguien que crea conceptos. Esto involucra muchas cosas: que el concepto sea algo por crear, que el concepto sea el término de una creación.


¿Qué es lo que crea un pintor? Crea líneas y colores. Ello implica que las líneas y los colores no están dados, son el término de una creación. Lo que está dado, al límite, podremos siempre llamarlo un flujo. Son los flujos los que están dados, y la creación consiste en desglosar, recortar, organizar, conectar los flujos, de tal manera que se diseñe o se realice una creación alrededor de algunas singularidades extraídas de los flujos.

Yo diría que el concepto es un sistema de singularidades extraídas de un flujo de pensamiento. Un filósofo es alguien que fabrica conceptos. ¿Es entonces un intelectual? En mi opinión no lo es. Pues un concepto en tanto sistema de singularidades extraído de un flujo de pensamiento ... imaginen el flujo de pensamiento universal como una especie de monólogo interior, el monólogo interior de todos aquellos que piensan.

Los conceptos son firmas espirituales. Pero no quiere decir que eso esté en la cabeza, puesto que los conceptos son también modos de vida -y no es por elección o por reflexión, el filósofo no reflexiona, más o mejor, que el pintor o el músico- pues las actividades se definen por una actitud creadora y no por una dimensión reflexiva. Desde entonces, qué quiere decir: ¿tener necesidad de tal o tao otro concepto? De alguna manera yo me digo que los conceptos son cosas completamente vivientes, son máquinas que verdaderamente tienen cuatro patas que se agitan. Es como con un color, como un sonido

El filósofo no es alguien que canta, de alguna manera es alguien que grita... Es que se trata de la necesidad de un concepto, tener algo que gritar!


Clase de Deleuze sobre Leibniz 15/04/1980



Relatos de el Viejo Antonio

Subcomandate Marcos


-¿Hasta cuándo seguiremos caminando?
-Eso es más fácil de saber -dijeron los dioses que nacieron el mundo-. Cuando su mirar pueda mirar su espalda. Sólo basta que caminen en círculo, hasta darle la vuelta a su paso y se alcancen a sí mismos. Cuando caminen bastante y alcancen a mirar su espalda, aunque sea de lejos, entonces ya acabaron, hermanitos y hermanitas -dijeron los dioses primeros cuando ya se empezaban a dormirse.

Y muy contentos se pusieron los hombres y mujeres verdaderos porque ya sabían que sólo tenían que caminar en círculo hasta que alcanzaran a ver su espalda. Y un buen rato se pasaron así, caminando para alcanzar su espalda y ya después se detuvieron un rato a pensar por qué no acababan de caminarse y se dijeron:

-Mucho cuesta esto de alcanzar el principio para llegar al final. No se acaba esto de caminar y mucho dolor sale de pensar cuándo llegaremos al principio para terminar nuestro paso-. Y unos y unas se desanimaron y ahí nomás se quedaron sentados, enojados porque el camino hacia el principio para llegar al final no se acababa.


Pero otros y otras se siguieron caminando con muchas ganas y dejaron de pensar de cuándo van a llegar al principio para alcanzar el final y mejor se pusieron a pensar en el camino que se iban caminando y, como era en círculo, en cada vuelta querían hacerlo mejor y cada vuelta que daban, pues mejor les salía el paso, y entonces se estaban contentos y mucho contento les daba eso de caminarse y un buen rato estuvieron caminando y, sin dejar de caminarse, se dijeron:


-Está alegre este camino que somos, caminamos para hacerlo más bueno el camino. Somos el camino para que otros se caminen de un lado a otro. Para todos hay principio y fin en su camino, para el camino no, para nosotros no. Para todos todo, nada para nosotros. Somos el camino pues, tenemos que seguirnos.

Y para que no se olvidaran, un círculo se dibujaron en la tierra y andando en círculo todo el mundo se caminaban y caminan los hombres y mujeres verdaderos. No terminan ni acaban en su lucha por hacer mejor el camino, por hacerse mejores. Por eso después los hombres se creyeron que el mundo es redondo, pero qué va a ser, esta bola que es el mundo no es más que la lucha y el camino de los hombres y mujeres verdaderos, caminando siempre, queriendo siempre que el camino les salga mejor de los pasos que caminan. Caminando siempre no se tienen ni principio ni fin en su caminadera. Ni cansarse pueden los hombres y mujeres verdaderos. Siempre quieren alcanzarse a sí mismos, sorprenderse por detrás para encontrar el principio y así
llegar al final de su camino. Pero no lo van a encontrar, lo saben y no les importa ya. Lo único que les importa es ser un buen camino que trata siempre de ser mejor...





Los intelectuales






Invertir el platonismo


Sobre la odediencia y la moral






Algunos helenistas dicen que en el siglo IV a. C. lo que nace, y enuncia Platón, es la cuarta locura fundamental, la locura filosófica. Nace un nuevo modo, en Grecia, de aproximarse a la verdad ya no se logra en el contacto con los dioses, sino que esa relación se puede autonomizar a través del pensamiento, y se puede llegar a la verdad a través de la especulación filosófica.

(...) El movimiento caótico al que lleva la pasión debe ser ordenado para así percibir las verdaderas escencias. La especulación filosófica nos debe guiar entre las verdaderas y las falsas percepciones, y poder decirnos, entonces, cuáles son los verdaderos y los falsos enunciados.

Toda la reflexión platónica intenta ver de qué manera la materia caótica se adecua a las formas verdaderas y tratará, por ejemplo, de componer una "idea" de belleza más que de señalar la multiplicidad de las cosas bellas. Para conquistar la belleza, habrá que asemejarse a la idea general de belleza (principio de semejanza). Se trata entonces de crear el concepto, la escencia de lo que es bello. Va a naturalizarse la idea del caos opuesta al orden y, por lo tanto, el desprecio al caos.

Para integrar a Sócrates a este modelo de la razón especulativa, Platón lo presenta como el creador de la razón moral, incorporando la necesidad de obedicencia a la ley como modo de producir verdad. Si la verdad no esta totalmente clara, sí tiene que estarlo la moral. Porque el acto de pensamiento es obedecer a las leyes de la ciudad (...)

Eata razón especulativa y esta razón moral son fundamentales para sostener la idea de un gobierno. Se trata de que las formas dominen el caos de la materia y, para eso, se necesita crear la buena forma y promover la obediencia a ella (...)

Al mismo tiempo que se esta fundando el principio de semejanza, se esta indicando que el sujeto debe ser bien gobernado para alcanzar las escencias que están separadas de él. La subjetividad platónica que aspira a la semejanza es una subjetividad que nace en falta.

Deleuze, en su tecto "Platon y el simulacro", nos muestra que la misión política de esta filosofía es la selección de cuáles deben ser los verdaderos pretendientes al poder de la ciudad. Esto se logra a través de detección de los simulacros que transportan los falsos pretendientes. Para una esencia, existen una variedad de predicados. El asunto será saber cuáles son los verdaderos predicados para detectar a los verdaderos pretendientes.

En los cínicos que continúan a Platón, la subjetividad no debe ser creada en cuanto a la adecuación de la escencia y la forma. Tanto la materia como la forma son creadas en relación con cómo los sujetos se agencian a ellas. El caos no es tal caos, sino materia potencial que, a partir de diferentes agenciamientos, produce diferentes formas. Pensar para una filosofía es pensar las escencias y para otras es pensar los agenciamientos. Pensar los agenciamientos es pensar lo que se articula, lo heterogéneo, lo diverso.


Osvaldo Saidón




La izquierda