Leibniz, Whitehead y el acontecimiento



El Leibniz de Deleuze


¿De qué se compone, de qué esta hecho un acontecimiento? Por el momento no tengo nada de lo que compone un acontecimiento, tengo las condiciones. Les propongo, aunque sea muy facticio, el mismo método: respuesta de Whitehead y respuesta de Leibniz.
El análisis de Whitehead lo encuentran en Proceso y realidad. Primera respuesta general: el elemento componente del acontecimiento, es decir la ocasión actual, es la prehensión. Este será el concepto fundamental de Whitehead. Solo que es preciso corregir inmediatamente: la prehensión no cesa de prehender otras prehensiones. En otros términos el acontecimiento no es una prehensión, porque en este caso la prehensión sería solo un sinónimo de acontecimiento, no sería un componente. Hay que decir en el lenguaje de Whitehead, que el acontecimiento es un nexus de prehensiones.
Ven que hay dos definiciones del acontecimiento u ocasión actual: puedo decir que es una concrescencia de series o que es un nexus de prehensiones. Concrescencia de series quiere decir puesta en convergencia y en conjunción. Nexos de prehensiones quiere decir prehensiones que se remiten unas a otras.
¿Qué dice Leibniz, cuál es el elemento del acontecimiento? ¡Es la mónada! ¿Qué es la mónada? Ustedes lo saben, es una prehensión del mundo, una mónada prehende el mundo. Es lo que Leibniz traduce por: Toda mónada expresa el mundo «Toda mónada expresa el mundo»
¿Qué quiere decir nexos de prehensiones, cuáles van a ser los elementos? Whitehead distingue cinco, toda prehensión tiene cinco aspectos. Y como toda prehensión es prehensión de prehensiones, ustedes sienten que cada aspecto de una prehensión prehende otros aspectos de otra prehensión.
Cada prehensión presenta un sujeto prehendiente. Primera aparición del sujeto. Es aquí que interviene la noción de datum, palabra latina de uso corriente en filosofía. Un datum, es decir un dato prehendido. ¿Qué es un datum o un dato prehendido? Es otra prehensión preexistente a la que considero. Toda prehensión presupone prehensiones previas. Una prehensión, una o varias prehensiones previas, serán los data de la prehensión actual, es decir del sujeto prehendiente. En otros términos, todo acontecimiento es prehensión de acontecimientos precedentes (…)

Quisiera ir rápido. Esos datum prehendidos, que son prehensiones previas forman los materiales públicos de mi actual prehensión. Publics, Whitehead quiere mucho esta palabra. Él habla de la dimensión pública de una prehensión por diferencia con una dimensión privada. En filosofía es insólito este empleo de «público y privado» a este nivel. Los acontecimientos previos que son ellos mismos prehendientes, pero que yo prehendo en mi prehensión actual, son su dimensión pública. Muy curioso. Sobre todo porque habrá una dimensión privada de la prehensión. Ven ustedes que toda prehensión actual tiene data, por tanto hay un sujeto prehendiente, hay data prehendidos que son las antiguas prehensiones y que forman lo público de la prehensión. Es bonito.
Tercer componente: lo que él llama la forma subjetiva. La forma subjetiva es el cómo. ¿Cómo mi prehensión actual prehende los datos, las antiguas prehensiones? Sobre el modo de la exclusión, el vómito, o sobre el modo de la integración. ¿Pero qué tipo de integración? Puede ser el proyecto, puede ser la evaluación, puede ser la angustia, puede ser el deseo, puede ser cualquier cosa. Whitehead llamará a eso la forma subjetiva o el cómo de la prehensión, la manera en que la prehensión prehende los prehendido, es decir el datum. Lo llamaré el feeling. La forma subjetiva es el feeling, lo que Isabelle Stengers proponía la última vez traducir por «el afecto».
Cuarta dimensión. Bastante insólita, porque es tan poco francesa… Reencontramos el problema que arrastramos siempre: ¡pero Dios mío, dios mío!. ¿Por qué no retomar la tentativa que sólo Nietzsche ha sabido hacer, por qué no hacer un estudio nacional de la filosofía? ¿Por qué no decir: «He aquí lo que es ingles en filosofía, he aquí lo que es alemán, he aquí lo que es francés, lo que es griego», en lugar de dar todo a los griegos? Evidentemente, porque habría que tener el mismo talento que Nietzsche, sino sería lamentable. Por una vez él ha sabido hacerlo en Mas allá del bien y del mal,. Ha sabido hacerlo principalmente para los alemanes, de la manera más extraña y a la vez más filosófica del mundo. Esto me ha sido de gran ayuda y me ha hecho releer un texto de Mas allá del bien y del mal sobre el alma alemana. Resumo rápidamente: los alemanes se dicen profundos y los otros pueblos los han seguido, y hablan generalmente de la profundidad del alma alemana. Y sabe ustedes, dice Niezstche, el alma alemana no es profunda, es mejor donde es peor, es mucho más donde es mucho menos. No es que sea profunda, sino que es totalmente múltiple, está llena de pliegues y repliegues.




Entonces evidentemente este texto me viene bien. En la medida en que hemos definido la entrada de Alemania en la escena filosófica a través de Leibniz, bajo la forma de una filosofía barroca que operaba por pliegues y repliegue, es bueno, es agradable encontrar esta confirmación: el alma alemana esta llena de pliegues y repliegues. Hizo falta esperar a Hegel para negarlo. Hegel ha dicho: «No, no, nosotros somos profundos». En ese momento todo estaba perdido.
Del lado de lo que es inglés en filosofía, creo que Nietzsche ha fallado porque detestaba demasiado a los utilitaristas. No ha visto que los utilitaristas eran dementes. Creo que no los ha leído, hace reproches que finalmente son pobres. Las páginas sobre los ingleses no son buenas. No ha visto que la locura de un pueblo y su filosofía son lo mismo.
¿Qué es lo propiamente inglés? Yo se los voy a decir. Es la noción que surge en Whitehead en cuarto lugar , es la noción de self-enjoyment. ¿Cómo traducir esto? No es posible. El «el engozamiento de sí». ¿Por qué traduzco de esta manera grotesca? Ustedes comprenden que si traduzco por «el contento de sí» [le contentement de soi], en francés es nulo, es un contra sentido. ¿Por qué? Yo siempre les digo que un concepto filosófico esta en el encuentro violento de lo más llano, de lo más banal y de la paradoja en persona. Es tomar lo más llano y decir: «Miren qué paradoja hay ahí dentro». Digo lo más llano porque creo –le he preguntado a personas competentes- que es una fórmula extremadamente corriente entre los ingleses: «Enjoy yourself».
En última instancia es lo que decimos a un niño cuando decimos: «ve a divertirte». Pero el mendigo cuando ha recibido su limosna en la mansión del hombre rico, o el filósofo cuando golpea a la puerta del del hombre rico para asegurarle una muerte feliz, se va de la casa diciendo: «Enjoy yourself». «¡Regocíjate!».
Bueno, he ahí que el self-enjoyment es un elemento del acontecimiento, es decir de lo prehendiente. Lo prehendiente no puede prehender los datos más que regocijándose a si mismo-traduzco así, en el punto en el que estamos no tenemos elección-.

De allí mi pregunta: ¿Qué es ese self-enjoyment? Es un concepto típicamente inglés. Reflexionemos un poco. Las páginas de Whitehead sobre el self-enjoyment, que es una categoría filosófica, son sublimes. A mi modo de ver, si los franceses ignoran una tal categoría filosófica, es por estar tan trabajados por el contrario, por la melancolía de sí. Los franceses están tan deprimidos que el self-enjoyment no va. Lo que ellos conocen es la falta de ser que es morir… En cambio, para aquellos que conocen un poco: ¿de qué está hecha la filosofía inglesa? Esta hecha de un encuentro sublime entre el empirismo más exigente y el neo-platonismo más sutil. El representante más típico de esto es uno de los más grandes poetas del mundo, Coleridge. No es sólo un inmenso poeta, sino un gran filósofo, produce esta unión entre la exigencia empírica y una tradición neoplatónica, una tradición de los misterios neoplatónicos que es absolutamente curiosa.
¿Por qué invoco a los neoplatónicos? Porque los neoplatónicos eran casi… ¿cómo decirlo? …los ingleses de esa bella época. Bizancio era una especie de Inglaterra. ¿Por qué? Tenían una gran idea. Siempre se puede jugar a este tipo de concursos, lo hacemos mucho con las películas: ¿cuáles les parece que son las doce páginas más bellas del mundo? Yo pondría inmediatamente entre las páginas más bellas del mundo una página de la tercera Enéada de Plotino –los libros de Plotino estan agrupados en Enéadas-, una página sobre la contemplación. He aquí exactamente lo que nos dice Plotino: «Toda cosa se regocija de sí misma, y se regocija de sí misma porque contempla lo otro». Ven ustedes, no es porque se regocija de sí misma, se regocija porque contempla lo otro. Toda cosa es una contemplación, y es eso lo que hace a su alegría, es decir que la alegría es la contemplación llena. Se regocija de sí misma a medida que su contemplación se llena. Y es claro que no es ella la que se contempla, sino que contemplando la otra cosa, ella se llena de sí misma. La cosa se llena de sí misma contemplando la otra cosa.

Y él dice que no solamente los animales, que no solamente las almas, sino que ustedes y yo somos también contemplaciones llenas de sí misma. Somos pequeñas alegrías , pero no lo sabemos. Sientan que estas son las palabras de salvación de la filosofía, es la profesión de fe del filósofo. Y esto no quiere decir: «Estoy contento». ¡Qué estupideces se nos han dicho sobre el optimismo de Leibniz! ¡No quiere decir que todo anda bien! Cuando alguien les dice, como Plotino, que sean alegrías, eso no quiere decir: «Vamos, muchachos, está todo bien». Sean alegrías, contémplense y llénense de aquello que contemplan. Y él dice que no solo usted y yo, que no solo vuestras almas son contemplaciones, sino también los animales y las plantas, y las propias rocas son contemplaciones. Hay un self-enjoyment de la roca. Es un texto de tal belleza... Y termina espléndido: «Y se me dirá que yo disfruto diciendo todo esto, pero quizas los disfrutes mismos son contemplaciones». Es un texto espléndido, véanlo.

¡Qué quiere decir? Se ve muy bien en el sistema neoplatónico: cada ser, a su nivel, se vuelve hacia aquello de lo que procede. Eso es la contemplación. La contemplación es la conversión de un alma o de una cosa hacia aquello de lo que procede. Volviéndose hacia aquello de lo que procede, el alma contempla, y contemplando se llena. Pero no se llena de lo otro, de aquello de lo que procede, o de la imagen de lo otro de lo que procede, sin llenarse de sí. Deviene alegría de sí misma volviéndose hacia aquello de lo que procede. El self-enjoyment, la alegría de sí, es el correlato de la contemplación de los principios. Esto es una gran idea neoplatónica.
Imaginen un empirista, uno que ha leído la Biblia, es decir un inglés, que lee este texto y ve que Plotino dice que incluso los animales, incluso las plantas, incluso las rocas son contemplaciones. Dirá: «¡Lo sabía, lo sabía!». ¿Y no es lo que la Biblia nos dice cuando leemos que el lirio y las flores cantan la gloria de Dios? ¿Qué puede querer decir esto? ¿Es una fórmula poética? ¡Pero no! Cada cosa es una contemplación de aquello de lo que procede.
Ahora estamos sobre el terreno empírico. No cambia nada, pero estamos en mejores condiciones de comprender lo que quiere decir Plotino. ¿Qué quiere decir que cada cosa contempla aquello de lo que procede? Y bien sí, es preciso que imaginen que la roca contempla... ¡Mierda!, me van a faltar ejemplos, esto no va a ser convincente. La roca contempla el silicio, seguramente el carbono, el x, y, z de los cuales procede. El trigo canta la gloria de los cielos. Esto quiere decir que el trigo es la contemplación de los elementos de los cuales procede y que toma de la tierra. Toma de la tierra siguiendo su propia forma y siguiendo las exigencias de su forma, es decir siguiendo su feeling. Las exigencias de su forma son el feeling. Es por eso que van a caer en un vitalismo empirista, en un vitalismo que es una maravilla del mundo. Un cuerpo viviente, un cuerpo orgánico, contempla el carbono, el nitrógeno, el agua, las sales de la que procede. Traduzcamos en términos que les son conocidos: cada cosa es contemplación de sus propios requisitos. En lugar de invocar los grandes principios neoplatónicos, invocamos las condiciones de existencia: cada cosa es contemplación inconsciente de sus propias condiciones de existencia, es decir de sus requisitos (…)

Al menos, comprendan qué quiere decir contemplar. Whitehead tiene razón cuando renuncia a «contemplar». «Contemplar» ya existía plenamente en un gran autor inglés predecesor de Whitehead, Butler. En un libro muy, muy genial que se llama La vida y el hábito, Butler explicaba que todos los vivientes son hábitos, habitus –ahí también está lleno de conceptos filosóficos-, y que el habitus era contemplación. Y afirmaba, en muy bellas páginas, que el trigo era contemplación de sus propios elementos, elementos de los cuales surgía, y que por eso era habitus. Y era incluso-dice Butler- «pleno de una alegre e ingenua confianza en sí mismo». Sienten hasta qué punto todo esto es inglés. En Lawrence, en las grandes páginas sobre la naturaleza, encontrarán cosas parecidas. Si ustedes creen que es amaneramiento, se pierden todo. Me parece que es uno de los pensamientos más potentes de una especie de panteísmo. Es sorprendente esta concepción de la naturaleza. No se hacen los diotas, viven la naturaleza así, como organismos que se llenan de sí mismos. ¿Contemplando? ¡No! Isabelle lo había dicho la última vez, Whitehead no emplea la palabra, «contemplar», utiliza «afrontar». Es un pequeño matiz para suprimir el aspecto pasivo. Él quiere decir que hay prehensión de los requisitos. El sujeto prehende de sus propios requisitos. M{as que contemplarlos, los afronta. Y en efecto, no se trata de una contemplación pura, no es una contemplación abstracta, entonces Whitehead tiene miedo de la palabra «contemplar». Yo prefiero, al contrario, la palabra «contemplar», poco importa el contrasentido que arriesga; es más arriesgada porque está más cargada.

Pero ¿por qué no es una contemplación pasiva? Porque, estrictamente hablando, se trata de una contracción –y este es el nombre que podría encontrársele, el nombre de una operación activa-. De hecho, es una contracción. Todo se vuelve claro. Si digo que un organismo contrae los elementos de los que tiene necesidad, si digo que vuestro organismo es una contracción de agua, oxígeno, carbono, sal, etc., me parece que todo esto se vuelve extremadamente claro. Si digo que la roca es una contracción del silicio y de no sé que otra cosa, todo esto se vuelve extremadamente claro. Toda prehensión prehende sus datos, prehende sus data, es decir sus prehensiones pasadas. En efecto, el silicio mismo es prehensión, son prehensiones supuestas por lo viviente. La prehensión nunca prehende otra cosa que prehensiones. Yo diría que el nitrógeno, el carbono, el oxígeno, son los materiales públicos [publics] de lo viviente. Así pues, prehender es contraer prehensiones pasadas, contraer data. Y contrayendo los data me lleno de la alegría de ser yo mismo.


(traducción Editorial Cactus)


www.editorialcactus.com.ar

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