A proposito del movimiento



En "Mil Mesetas"


Un rizoma no empieza ni acaba, siempre esta en el medio, entre las cosas, in-ter-ser, intermezzo. El árbol es filiación, pero el rizoma tiene como tejido la conjunción “y…y…y…”. En esta conjunción hay fuerza suficiente para sacudir y desenraizar el verbo ser. ¿A dónde vais? ¿De dónde partís? ¿A dónde queréis llegar? Todas estas preguntas son inútiles. Hacer tabla rasa, partir o repartir de cero, buscar un principio o un fundamento, implican una falsa concepción del viaje y del movimiento (metódico, pedagógico, iniciático, simbólico…). Kleist, Lenz o Bücher tienen otra manera de viajar y de moverse, partir en medio de, por el medio, entrar y salir, no empezar y acabar. La literatura americana, y anteriormente la inglesa, han puesto aún más de manifiesto ese sentido rizomático, han sabido moverse entre las cosas, instaurar una lógica del Y, derribar la ontología, destituir el fundamento, anular fin y comienzo. Han sabido hacer una pragmática. El medio no es una media, sino, al contrario, el sitio por el que las cosas adquieren velocidad. Entre las cosas no designa una relación localizable que va de la una a la otra y recíprocamente, sino una dirección perpendicular, un movimiento transversal que arrastra a la una y a la otra, arroyo sin principio ni fin que socava las dos orillas y adquiere velocidad en el medio



"Cuando Deleuze y Guattari utilizan el término`mesetas´, en el libro Mil Mesetas, lo toman de la cultura asiática. Plantean una meseta y no una montaña -carga y descarga como modelo de orgasmo occidental- porque lo que les interesa son las frecuencias intensivas en su duración, mucho más que las llegadas o las salidas hacia algún punto. Les interesa el rizoma porque, a diferencia del árbol -trascendente-, fluye de una manera desorganizada, imprevisible, debajo y sobre la tierra."


Osvaldo Saidon, "Clínica y sociedad. Esquizoanálisis"


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